viernes, 2 de enero de 2009

El/La Presidente/e


Quería compartir con ustedes un fragmento del libro "El arte de amar" de Erich Fromm
, que me pareció sumamente interesante.

Como el mismo Fromm dice, creo que está de más el decir que nadie debe tomar esto como un ataque de género. En todo caso es algo degenerado.

Me interesan sus opiniones.



"En la sociedad capitalista contemporánea, el significado del término igualdad se ha transformado. Por él se entiende la igualdad de los autómatas, de hombres que han perdido su individualidad. Hoy en día, igualdad significa «identidad» antes que «unidad». Es la identidad de las abstracciones, de los hombres que trabajan en los mismos empleos, que tienen idénticas diversiones, que leen los mismos periódicos, que tienen idénticos pensamientos e ideas. En este sentido, también deben recibirse con cierto escepticismo algunas conquistas generalmente celebradas como signos de progreso, tales como la igualdad de las mujeres. Me parece innecesario aclarar que no estoy en contra de tal igualdad; pero los aspectos positivos de esa tendencia a la igualdad no deben engañarnos. Forman parte del movimiento hacia la eliminación de las diferencias. Tal es el precio que se paga por la igualdad: las mujeres son iguales porque ya no son diferentes. La proposición de la filosofía del iluminismo, l´ame n'a pas de sexe, el alma no tiene sexo, se ha convertido en práctica general. La polaridad de los sexos está desapareciendo, y con ella el amor erótico, que se basa en dicha polaridad. Hombres y mujeres son idénticos, no iguales como polos opuestos. La sociedad contemporánea predica el ideal de la igualdad no individualizada, porque necesita átomos humanos, todos idénticos, para hacerlos funcionar en masa, suavemente, sin fricción; todos obedecen las mismas órdenes, y no obstante, todos están convencidos de que siguen sus propios deseos. Así como la moderna producción en masa requiere la estandarización de los productos, así el proceso social requiere la estandarización del hombre, y esa estandarización es llamada «igualdad»."


¿Les gustó? ¿Cómo le decimos entonces?


Feliz año nuevo y que el 2009 traiga plata, que es lo que anda faltando.


6 comentarios:

la mar dijo...

A ver, a ver...

Luego de haber dejado mis neuronas en remojo durante unos días, aquí me pongo a cantar:

Primero lo primero: yo le digo la Presidente.

Me parece que el concepto es intercambiable y se aplica a los dos géneros porque la palabra "presidente" muy por el contrario a lo que piensan muchos y muchas, no hace referencia a UN género.
Es un adjetivo que viene del verbo "presidir". En este caso es "la" que preside.

Como también es quien reside, quien habita, quien percibe, quien recibe, quien está presente, quien existe, etc.

A algunos decir la "presidentA" les parecerá una reivindicación de género. Pero el problema es que el género ni aparece en escena en este problema de verbos y adjetivos.

Si así lo fuera, el próximo candidato, deberá largar su campaña con afiches que digan:

"CACHO SORRETI PRESIDENTO: SU MEJOR OPCIÓN
PARA PALIAR LA POBREZA EXISTENTA"

Bueno, demasiado para este verano de sequía y tereré.

(gracias por enseñarme su ciudad, Weinbaum. Quiere ser mi novio?)

Mariana, la habitanta.

la mar dijo...

...ahora tiene dos.





lo extraño







tanto

Grotesco dijo...

Según el diccionario de la RAE

Presidente: Hombre mitológico del sur de Germania (tipo ñomo con gripe).Según la leyenda come nueces y bebe vino. Condimenta con vinagre de alcohol las ensaladas.

Presidenta: Hombre mitológico del sur de Germania que entre tanto beberaje de vino se disfraza de mujer y sale a asustar leñadores. Según algunos historiadores y algunas historiadoras es el origen del travestismo alemán.
Esta mitología fue muy leida por la tradición judeocristiana. Por eso Moises, Jesus, los apóstoles y demás usaban vestidos y pelo largo.
Una manga de putos históricos. Y yo que admiraba a Roberto Pizza.

Le Fer Net dijo...

Voy a seguir insistiendo en que se dice Presidenta, aunque más no sea para hacerlo calentar.

Mucho no me cuesta... jejeje

Un abrazo grande

El destino

don rodrigo dijo...

Podría decir que los mismos que hoy se rasgan las vestiduras porque a la presidente se le dice presidenta, son los mismos que cuestionaron mi estructuralismo respecto a los puntos supensivos, en el blog de Belletti...

Pero no lo haré..

Porque, en este caso, es cierto Weinbaum: es una pavada que se la llame la Presidenta.

No hay mucho para agregar...

Puedo decir lo mismo que lo que
la mar dijo...
(en su primer comentario)
o coincidir con lo que
Grotesco dijo...
o aquello que con buen tino
Le Fer Net dijo...

El hecho de que se relacione la figura de presidente con un hombre no significa que la palabra "Presidente" sea masculina.

No veo mal la idea de que se cambie el lenguaje y que haya una convención, en dónde establezcamos que si el presidente es una mujer, la llamemos "presidenta".

Pero muchachos, la "presidenta" queda más feo que sobaco de tortuga.
Parece que todos sufrimos un ataque de Mariano-Clossismo.

Un abrazo.

Ron Dodrigo

Grotesco dijo...

recien ahora me doy cuenta q en el título de esta publicación usted delata su postura respecto al tema de manera subliminalmente violenta