domingo, 6 de febrero de 2011

Chofer, yo me bajo en la casa de mi amigo

Siempre que me tengo que tomar un colectivo de línea que hace un recorrido que no conozco, y más aún en una ciudad que no conozco, me resulta una experiencia traumática.

No sé por qué tengo la necesidad de fingir que conozco el camino de memoria y que sé exactamente dónde bajarme. Pero sé que todos se dan cuenta de que no tengo idea de dónde estoy y que por dentro me consume la intriga de saber qué será de mí.

Mucha gente a la que le preguntás antes de subir al colectivo te dice “preguntale al chofer”. Yo quisiera saber si alguna vez estas personas le preguntaron algo a un chofer de colectivo. Es como querer dialogar con un dragón que cuida un castillo: te gruñen y les dan ganas de comerte crudo, como si vos tuvieras la culpa de su malhumor y su insatisfacción laboral.

En el colectivo voy mirando por la ventanilla como si nada, como si conociera el paisaje, pero en secreto voy mirando con desesperación los carteles de las calles, tratando de encontrar una señal que me indique dónde me tengo que bajar.

Entonces, cuando creo que llegué al lugar indicado, me levanto y me voy para el fondo (odio que la gente baje por adelante), toco el timbre haciéndome el decidido y las puertas del averno de cemento se abren.

Me bajo y trato de constatar si me salió bien la jugada o si voy a tener que caminar 14 cuadras. Generalmente le pifio y tengo que caminar bastante, pero no digo nada y me hago el que sé para dónde tengo que ir, para que la gente del colectivo no se dé cuenta.

Lo peor es cuando tenés que ir para el mismo lado del colectivo y lo vas siguiendo en todo el resto del recorrido.

Y no sé por qué tengo la sensación de que los colectiveros se hacen el día con este tipo de cosas y después las cuentan como chistes cuando se reúne la logia de los colectiveros…

4 comentarios:

Makinis dijo...

el eterno problema del género masculino de no querer mostrar que están perdidos, no querer pedir indicaciones, etc.
CUAL ES EL PROBLEMA? a mi por lo menos, me encanta que me pregunten direcciones.
PD: Muerte a la gente que baja por adelante.

Anónimo dijo...

Me siento sorprendida por la identificación que siento con este blog.
A mi, lo que me traiciona es la ansiedad, aún al tener las coordenadas exactas, me bajo antes, mucho antes.

Como solución le propongo: pruebe ponerse un escote, a veces ayuda. (Sí, aunque sea hombre)
Saludos!

Ah! esta imagen es muy cómica (y me ha pasado): "Lo peor es cuando tenés que ir para el mismo lado del colectivo y lo vas siguiendo en todo el resto del recorrido"

Nacho dijo...

Makinis: ¿por qué hay que hacer de todo una cuestión de género? De hecho hay mujeres que me han dicho que les pasa lo mismo (el problema es que no lo comentan acá). Además, no me va a decir que las mujeres no ocultan nada... Le doy un ejemplo:

H—¿Qué te pasa?
M—Nada.
H—¿Segura?
M—Sí, no me pasa nada.

Seis meses después resulta que sí les pasaba algo ese día, pero nosotros no nos dimos cuenta... ¡y la culpa es nuestra!

maris: tenga cuidado. Yo no sé si en su lugar me pondría contento de identificarme con este blog. No habla muy bien de usted.
Respecto al escote... no creo que sea una buena idea... créame.

Gracias por comentar!

Anónimo dijo...

Sr. Nacho: yo nunca dije que era algo grato.
Incluso me siento un tanto perturbada.
:)